jueves, 10 de enero de 2008

DIEZ AÑOS


Sí, es nostalgia, nostalgia como una playa blanca y ardiente en el silencio, en donde tus pasos susurran y quedan.

Allí tuvimos diez años, perfectos diez años de ojos desbordados, de piel resonante.

En un sólo momento, ahora la puerta se cierra, la llave cae y se pierde, y nos unimos a la fila.

Pero el recuerdo insiste, terco, insomne, y sabemos que fuimos el espejo de la tierra,
todo venía a mirarse en nosotros y nos preguntaba su nombre.

Nosotros sonreíamos, o mirábamos, o nos marchábamos.

Y nunca, nunca , dejábamos huellas, reyes sin palabras, ansiosos y discretos,
con la vista puesta en la puerta, en la llave, en el fondo del jardín, traidores alegres y confiados.

La puerta se cerró, finalmente, y se quedaron los zapatos junto a la cama, solos,
esperando nuestro regreso.

Y la luna y la tarde densa, y los fantasmas y todos los nombres quedaron atrás, tras la puerta,
en el jardín cerrado.

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