jueves, 28 de febrero de 2008

MALDICIÓN


Malditos sean los cielos helados y mudos, cerrados a todos los gritos y a todas las lágrimas.

Malditos sean los Dioses y todos sus tronos, que nos arrancan los ojos y la voz y sólo nos dejan un lento dolor sin fin y sin respuesta.

Maldita sea la tierra y su vientre de piedra insaciable.

Malditos sean los días iguales que nunca acaban y que sólo nos muestran el vacío sobre el que hemos caído.

Malditos sean todos los nombres que tus manos me mostraron y que ruedan hoy cubiertos de sangre en manos extrañas.

Malditos, Malditos, Malditos.

Y que caigan como puños cerrados sobre todos vosotros nuestro llanto insomne e inacabable, nuestra angustia ilimitada y todas nuestras cicatrices, a los que que no contestais, no dais consuelo, no justificais y no amparais.



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lunes, 25 de febrero de 2008

EPITAFIO DE TODOS LOS NOMBRES


Este soy yo, el hombre.

He nacido, sobre todo he sufrido,

salvo algunos instantes de belleza

que logré arrebatar al tiempo.


Y muero como un perro,

tan desnudo de luz como llegué,

sin saber nunca qué juego han jugado otros o nadie

con mis días y mi cuerpo.





jueves, 14 de febrero de 2008

"SPREZZATURA": El poder de la gracia.


Las primeras nociones de poder de la humanidad procedieron de los encuentros primitivos con la naturaleza - el relámpago en el cielo, una repentina riada, la rapidez y ferocidad de un animal salvaje.

Estas fuerzas no requerían ni pensar ni planear: nos aterrorizaban por su repentina apariencia, su capacidad de sobrecogimiento y su poder sobre la vida y la muerte.

Y éste sigue siendo el tipo de poder que siempre hemos deseado imitar. A través de la ciencia y de la tecnología hemos recreado la rapidez y el poder sublime de la naturaleza; pero falta algo: nuestras máquinas son ruidosas, dejan de manifiesto su esfuerzo. Incluso las mejores creaciones de la tecnología no pueden desarraigar nuestra admiración por las cosas que se mueven con facilidad y sin esfuerzo.

El poder de los niños para doblegarnos a su voluntad procede de una especie de encanto seductor que sentimos en la presencia de una criatura menos reflexiva y más graciosa que nosotros. No podemos regresar a un estado así, pero sí podemos crear la apariencia de esta clase de facilidad, provocando en otros la clase de sobrecogimiento primitivo que la naturaleza siempre ha evocado en la humanidad.

Uno de los primeros escritores europeos que expuso este principio procedía de uno de los entornos menos naturales, la corte renacentista. En El Cortesano, publicado en 1528, Baltassare Castiglione describe los comportamientos altamente elaborados y codificados del perfecto cortesano.

Y, sin embargo, explica Castiglione, el cortesano tiene que ejecutar estos gestos con lo que él llama sprezzatura, la capacidad de hacer que lo difícil parezca fácil.

Urge al cortesano " a practicar todas las cosas con una indiferencia que oculte todo el trabajo artístico y que haga que cualquier cosa que uno diga o lleve a cabo parezca natural y sin esfuerzo."

Todos admiramos el logro de alguna proeza poco usual, pero si es realizado de manera natural y graciosa, nuestra admiración se multiplica - "mientras que ... trabajar en lo que uno está haciendo y...agotarse por ello, muestra una extrema falta de gracia y hace que todo, cualquiera sea su valor, no merezca nuestro aprecio."

La idea de sprezzatura es relevante para todas las formas de poder, porque éste depende vitalmente de las apariencias y de las ilusiones que se crean.

Las acciones públicas son como obras de arte: tienen que contar con un poder de atracción visual; tienen que crear el deseo de anticipación, incluso entretener.


Robert Green.Las 48 Leyes del Poder. Edición de Joost Elffers.




martes, 12 de febrero de 2008

GENTE FORMIDABLE: Arthur Cravan, Boxeador, Artista y Moderno

Fabian Avenarius Lloyd - Arthur Cravan para la posteridad-nació en una familia burguesa en Lausanne, era sobrino de Óscar Wilde, pero pronto sintió –como su tío, repudiado y procesado por sus amores con Lord Alfred Douglas- la llamada de la mundanidad, de los márgenes.

Un día, en 1910, decidió dejar su tranquila existencia y partió a París. Llevaba no sólo la caliente sangre del futuro boxeador en el cuerpo, sino la pasión por el arte y en particular por la poesía. Medía dos metros, era atractivo, rubio, espigado: el arsenal de incitaciones que muchas mujeres querían explotar.

Se había descubierto atleta y boxeador muy pronto, igual que su hermano Otho Lloyd, y se coronó campeón de Francia tras ir eliminando rivales, más por su contundencia y su descomunal complexión que por su clase. En la gran noche, se halló sin rival (se dice que ni compareció) y pudo ostentar el título. Algunos dicen que incluso llegó a ser campeón de Europa de los pesos semipesados, así figura en los diarios. Y ahí, él mismo inició la cascada de su leyenda.

Hizo casi de todo, y a veces no se sabe en qué momento: trabajó en la industria, fue mulero y recolector de fruta, polizón de hotel, leñador en los bosques de Francia, cochero en Berlín, donde solía amanecer entre prostitutas y alcohol. Y fue, esencialmente, director de una revista mítica como “Maintenant”, que fundó en 1912 y cerró en 1915, y un constante promotor del arte de la provocación, que era el medio en el cual se sentía más cómodo.

Desde las páginas de “Maintenant”, escribía de todo: poemas y críticas de arte. Criticó con severidad el nuevo arte de Pablo Picasso y Francis Picabia; ataque que le valió siete días de cárcel. Además, adoraba los coches y los trasantlánticos y se sentía un moderno aficionado a la polémica y a las malas calles.

No pasaba inadvertido. Su figura atrajo a artistas como Blaise Cendrars (“Arthur Cravan fue el profeta del dadaísmo”, llegó a decir el poeta), al propio Picasso o a Marcel Duchamp o a Renée Hayden, casada con el pintor cubista polaco Henri Hayden, que fue su primera esposa.

En 1915, tras haber puesto el cierre a “Maintenant”, aparece en Barcelona como profesor de pugilismo del Club Maritim de la ciudad y más tarde en Mallorca, junto a un artista holandés: Kees van Dongen. Su vida pasó por épocas de grandes penurias económicas, y el año 1916 ideó trasladarse a Nueva York. Una idea fulgurante la pasó por la cabeza: había coincidido en alguna ocasión con Jack Johnson, el fabuloso ex campeón del mundo de color de los pesos máximos (había sido derrotado en una extraña pelea ante Millard en Estados Unidos), y le propuso un combate en Barcelona. Cravan sabía íntimamente que nada tenía que hacer, pero se repartirían la bolsa y podría marchar. El combate, publicitado hasta la exageración debido al sentido del espectáculo de Cravan, se celebró en la plaza de toros de Barcelona el 23 de abril de 1916. La actitud del poeta boxeador no fue nada ejemplar: en el sexto asalto, en medio de los abucheos, recibió un impacto y se echó a dormir.

Cumplió su sueño. En Estados Unidos le esperaba un nuevo sueño: la poetisa Mina Loy (1882-1966), al que admiró nada más verla. Poseía inteligencia, encanto, una belleza nada desdeñable y un don para la lírica (ratificado por el paso del tiempo. Hoy tiene un gran crédito). El aventurero Cravan le escribió desde México y logró que Mina Loy se trasladase con él. Vivieron pocos meses juntos, poco más de un año, “en la fuente del hechizo”. Cravan se compró un barco fuerte y sólido, navegaba por el golfo de México, y un día no regresó. Tenía 31 años. Mina Loy no iba a olvidarle jamás, ni los pintores, ni los literatos ni los cineastas ni los aficionados al boxeo.

Arthur Cravan, como si hablase para el porvenir, se definió así: “Yo soy todas las cosas, todos los hombres y todos los animales”.

Fuente

sábado, 9 de febrero de 2008

LOS DÍAS DEL FUEGO. (Veranos de Infancia en Cala D´Or)



Primero, en el calor, era el rumor del coche
al descender el camino de entrada, flanqueado de viejos cipreses.

Entonces, el sol me abría los ojos,
y corría al amanecer, rápido,
para ver sus destellos contra el mar de la mañana,
diálogos de fiesta y de luz.

Y al mediodía, en lo alto de un árbol, abrazado,
escuchaba incansable la voz del viento en los pinos,
los reflejos y centelleos del agua,
verde, azul, azul, verde.

Y en la noche, era la caricia profunda
de las olas contra las rocas,
y oscuras imágenes de piratas,
y un mundo quieto, henchido, suspendido.

Fue entonces cuando la luz me dibujó mi nombre
en mi frente de niño, en aquellos veranos.

Yo sabía entonces mi nombre,
aunque no lo sabía pronunciar.

Desde aquellos días, todo ha sido alejarse
para volver a ver la vieja puerta de madera,
y el rostro verdadero
de aquellos que allí, como yo,
eran huéspedes del hechizo del viento,
del mar, de la luz,
en la tierra donde el universo fue creado.

martes, 5 de febrero de 2008

PASOS DE BAILE CON MARTA



Mujer que cose con manos de luna y de sueño.

Que calla y admite el silencio,
de donde salen gestos de espada y de piedra.

Que se ruboriza cuando ve su nombre en el espejo,
tan lleno de luz y de espacio tenso.

Mujer que teme entrar en mi habitación,
y atraviesa de noche oscuros caminos,
para entregarme una carta en blanco o una plegaria a gritos.

Y yo estudio el laberinto,
y le ofrezco mis palabras de luna y de sueño,
y aprendo el silencio.

Y mientras, al fondo, nos contemplamos bailar
por los corredores de un palacio,
graciosos, veloces y perfectos.

Y en todas las salas son todos los pasos nuestros,
y en todas las salas hay selva y hay sol,
y largos besos que ríen con elegancia,
y encienden y apagan la luz, la luna y el sueño.