jueves, 17 de abril de 2008

LA HORA DEL TÉ


Dejaste caer desnuda y abierta tu mano en la mía,

y así me mostraste todos tus caminos,

los silenciosos e imperiosos caminos de la sangre,

mientras la tarde moría suavemente.


Y allí fui juramentado - prendiendo despacio una flor a tu vestido -,

tu caballero constructor de murallas.


Mi piel contra las grietas del tiempo,

mi nombre contra la oscuridad inevitable.


La noche nos alcanzó,

e inmóviles fuimos bautizados por la luna.



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martes, 1 de abril de 2008

Llueve en el Paraíso


Llueve en el paraíso.

Las blancas paredes de mármol sangran silenciosas,

y dedos de verdor hieren su piel perfecta y brillante.

El Ángel extiende una suave sombra

sobre las siempre rientes frentes de los bienaventurados.

La boca de Myriam se quiebra, y sus manos temblorosas acarician sus

pechos y se extienden hacia la noche desconocida.

Todo es silencio.

Hasta que el grito del dios parte el obelisco,

que cae en mil pedazos y escribe una letra en el aire.

La letra de mi nombre de mi amada.

En su beso oscuro he visto surgir la risa de fiera de quien siempre

acecha, el coro de las voces del alba.

Y ahora, en lugar del obelisco,

está naciendo un árbol lleno de nudos, un olivo inocente.

Es hora de despertar.

Dí mi nombre.

Es hora de despertar.



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