jueves, 28 de febrero de 2008

MALDICIÓN


Malditos sean los cielos helados y mudos, cerrados a todos los gritos y a todas las lágrimas.

Malditos sean los Dioses y todos sus tronos, que nos arrancan los ojos y la voz y sólo nos dejan un lento dolor sin fin y sin respuesta.

Maldita sea la tierra y su vientre de piedra insaciable.

Malditos sean los días iguales que nunca acaban y que sólo nos muestran el vacío sobre el que hemos caído.

Malditos sean todos los nombres que tus manos me mostraron y que ruedan hoy cubiertos de sangre en manos extrañas.

Malditos, Malditos, Malditos.

Y que caigan como puños cerrados sobre todos vosotros nuestro llanto insomne e inacabable, nuestra angustia ilimitada y todas nuestras cicatrices, a los que que no contestais, no dais consuelo, no justificais y no amparais.



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lunes, 25 de febrero de 2008

EPITAFIO DE TODOS LOS NOMBRES


Este soy yo, el hombre.

He nacido, sobre todo he sufrido,

salvo algunos instantes de belleza

que logré arrebatar al tiempo.


Y muero como un perro,

tan desnudo de luz como llegué,

sin saber nunca qué juego han jugado otros o nadie

con mis días y mi cuerpo.





sábado, 9 de febrero de 2008

LOS DÍAS DEL FUEGO. (Veranos de Infancia en Cala D´Or)



Primero, en el calor, era el rumor del coche
al descender el camino de entrada, flanqueado de viejos cipreses.

Entonces, el sol me abría los ojos,
y corría al amanecer, rápido,
para ver sus destellos contra el mar de la mañana,
diálogos de fiesta y de luz.

Y al mediodía, en lo alto de un árbol, abrazado,
escuchaba incansable la voz del viento en los pinos,
los reflejos y centelleos del agua,
verde, azul, azul, verde.

Y en la noche, era la caricia profunda
de las olas contra las rocas,
y oscuras imágenes de piratas,
y un mundo quieto, henchido, suspendido.

Fue entonces cuando la luz me dibujó mi nombre
en mi frente de niño, en aquellos veranos.

Yo sabía entonces mi nombre,
aunque no lo sabía pronunciar.

Desde aquellos días, todo ha sido alejarse
para volver a ver la vieja puerta de madera,
y el rostro verdadero
de aquellos que allí, como yo,
eran huéspedes del hechizo del viento,
del mar, de la luz,
en la tierra donde el universo fue creado.

martes, 5 de febrero de 2008

PASOS DE BAILE CON MARTA



Mujer que cose con manos de luna y de sueño.

Que calla y admite el silencio,
de donde salen gestos de espada y de piedra.

Que se ruboriza cuando ve su nombre en el espejo,
tan lleno de luz y de espacio tenso.

Mujer que teme entrar en mi habitación,
y atraviesa de noche oscuros caminos,
para entregarme una carta en blanco o una plegaria a gritos.

Y yo estudio el laberinto,
y le ofrezco mis palabras de luna y de sueño,
y aprendo el silencio.

Y mientras, al fondo, nos contemplamos bailar
por los corredores de un palacio,
graciosos, veloces y perfectos.

Y en todas las salas son todos los pasos nuestros,
y en todas las salas hay selva y hay sol,
y largos besos que ríen con elegancia,
y encienden y apagan la luz, la luna y el sueño.