Cruzaron a la carrera todas las habitaciones,
con las manos fuertemente entrelazadas,
y sentían las hojas romperse bajo sus pies,
y sus respiraciones ansiosas,
y la luz del nuevo día que amenazaba con romper sobre ellos.
Finalmente, sin dejar de correr, se miraron un instante
y se leyeron sin temor, justo antes de saltar hacia fuera...
Nunca olvidaré sus nombres ni su veloz carrera.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
IN MEMORIAM
Etiquetas:
Poesía
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