sábado, 3 de octubre de 2009

NADA CANSADA



¿Me querías conocer, hijo del hombre?


Aquí estoy, desnuda para ti, con toda mi piel cubierta de cristales rotos llenos de nombres de nadie por ambos lados.


También es mío, cómo no, el lento arar en tu vientre a cuchillo con el que cuentas las horas y los días, los pulsos de esa danza sin música que arrastras por no ver.


Y yo te habría perdonado si no hubieras tenido hijos.


Te habría mostrado como a todos un espejismo con tu rostro, una lluvia de cálida compasión, botellas rotas, amaneceres y llantos de papel.


Pero a ti no, pues ahora eres padre piedra, seco y quebrado. Sólo puedo aspirar a destrozarte sin la esperanza ni el consuelo de ver una sola lágrima tuya, eres desierto perfecto para mí, miserable amurallado, amurallado con todos esos pequeños huesos que imponen vida, tiempo y carne y con los que te has tatuado la frente, y así ni nada tengo para ti.


Pero cuando los pequeños huesecillos extiendan su mano y pidan su vida, su tiempo y su carne, los tuyos estarán vacíos, así que sonríe, sin duda tenemos una historia tú y yo.


Yo soy tu banquero quebrado, sentado en la sombra donde sólo puedes ver mi mano sin mancha, y la Letra que te extiendo con la cifra exacta de tus días, tu ruleta completa y el resguardo del guardarropa. No olvides tu abrigo y cierra la puerta al salir.


Así que ahora dime, si tú gritases, ¿quién te oiría en los órdenes angélicos, donde nada saben de vencimientos, ni cúanto pesa una libra de carne de tu carne, ni lo que cuesta crucificaros cumplidamente a vosotros y vuestros pequeños huesecillos?


Pero nos vamos cansando ¿no es verdad?


Y ahora ya sabes que no puedes escapar por la puerta sin número, también eso era mi pequeño juego de espejos.


Y yo sé que no puedo partirte, te has hecho tan duro como el polvo en el cual, juntos, hemos convertido todas las palabras.


Queda en el aire un enigma, una cuenta sin cuadrar…tus pequeños huesecillos, ellos sí lloran y gritan, bailan y sonríen, y charlan a todas horas pidiendo hojas y más hojas donde escribir y sellar su historia.


Pero no me preocupan, hijo del hombre. Tú ya estás en el umbral cerrado, fijado para siempre, y yo te puedo arar el vientre con mi cuchillo en todos los instantes.


Bésame, no puedes tenerme pero nunca morirás, maldito.


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miércoles, 4 de junio de 2008

Conversación en la sombra



El tiempo se nos acaba, y desaparecen los días que iban a ser, las promesas que hoy son apenas humo y la gloria que nos acechaba... y esta distancia sorda que todo lo cubre.

-Despierta, quiero que me digas por qué tienes los huesos de hierro y rechinas al hablar.

-No sé, ya no recuerdo los pasos exactos.

-Te los recordaré: Juego. Experiencia. Plan.

- ¿Y luego?

- Has de poner frente a tí tu colección de ojos, todos los ojos cuyo color recuerdes, busca, en ellos está tu nombre.

Pero el esperma, el aliento y la sangre conspiran contra el tiempo, y te empujan desde atrás, y entonces la escalera se acaba.

-¿Eso es un pensamiento? No vas bien. Nada bien.

Hay crujidos que se recuerdan siempre.
Hay pasos que ni siquiera dejan sombra en la arena.

-Reconoce que tienes miedo a morir, a no ser nada sobre el papel, nada en los labios de nadie, nada ahogada en una lengua desconocida.

- ¿ No podré llevar nada puesto?

-Sólo tu colección de ojos.

Lentamente fue recorriendo con la mano todo su cuerpo, haciéndolo surgir despacio, y sonrió.

Sí, tenía los huesos de hierro y rechinaba al hablar, y además treinta monedas en su cartera, pero recordó al fin.

Entonces desconectaron la máquina.

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miércoles, 21 de mayo de 2008

ESCUCHA Y LEE PERRO BLOGGER!


El murmullo de mil zapatos
contra el asfalto brillante.

Los gritos de hierro de los animales de la ciudad.

Torres negras
llenas de ojos cuadrados y vigilantes.

En un pequeño patio, tras una ventana,
una gota cae y rompe sobre el párpado de una mujer,
y el ojo despierta.

Y su despertar es como el bramido del viento en las estepas,
como cien olas gigantes, como el ruido de un volcán.

Pero los zapatos que golpean el asfalto no lo saben.
Los animales de hierro no lo saben.
Las torres de ojos vigilantes no lo saben.
Y no lo sabe la mujer.
Y no lo sabe el párpado.
Y no lo sabe la gota.

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jueves, 17 de abril de 2008

LA HORA DEL TÉ


Dejaste caer desnuda y abierta tu mano en la mía,

y así me mostraste todos tus caminos,

los silenciosos e imperiosos caminos de la sangre,

mientras la tarde moría suavemente.


Y allí fui juramentado - prendiendo despacio una flor a tu vestido -,

tu caballero constructor de murallas.


Mi piel contra las grietas del tiempo,

mi nombre contra la oscuridad inevitable.


La noche nos alcanzó,

e inmóviles fuimos bautizados por la luna.



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martes, 1 de abril de 2008

Llueve en el Paraíso


Llueve en el paraíso.

Las blancas paredes de mármol sangran silenciosas,

y dedos de verdor hieren su piel perfecta y brillante.

El Ángel extiende una suave sombra

sobre las siempre rientes frentes de los bienaventurados.

La boca de Myriam se quiebra, y sus manos temblorosas acarician sus

pechos y se extienden hacia la noche desconocida.

Todo es silencio.

Hasta que el grito del dios parte el obelisco,

que cae en mil pedazos y escribe una letra en el aire.

La letra de mi nombre de mi amada.

En su beso oscuro he visto surgir la risa de fiera de quien siempre

acecha, el coro de las voces del alba.

Y ahora, en lugar del obelisco,

está naciendo un árbol lleno de nudos, un olivo inocente.

Es hora de despertar.

Dí mi nombre.

Es hora de despertar.



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domingo, 16 de marzo de 2008

ERAT HORA



" Thank you, whatever comes". And then she turned
And, as the ray of sun on hanging flowers
Fades when the wind hath lift them aside,
Went swiftly from me. Nay, whatever comes
One hour was sunlit and the most high gods
May not make boast of any better thing
Than to have watched that hour as it passed.

Ezra Pound. From Personae.


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sábado, 15 de marzo de 2008

GENTE FORMIDABLE II: María Espinosa de Los Monteros


María Espinosa de Los Monteros y Díaz de Santiago , empresaria pionera y feminista ejemplar, nació en Estepona en 1875, aunque poco después se mudó con su familia a Madrid.

Empresaria precoz, ya con 22 años era Directora General y Presidenta de la casa Yost de máquinas de escribir, filial española de la Yost Writing Machine Company, una de las más importantes compañías de dicho sector en aquella época.

A los 43 años, en Octubre de 1918 y en su propio domicilio en la c/Barquillo 4 en Madrid, funda uno de los más importantes órganos feministas de España, la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME).

María Espinosa presidió dicha Asociación hasta 1924, y redactó personalmente el Programa de Puntos de la misma, dirigidos a mejorar la condición de la mujer y abogar por sus derechos civiles y políticos, primero de su clase en el mundo.

La ANME contribuyó a la formación del Consejo Feminista de España, el cual también presidió María en sus primeros años, editó la revista Mundo Femenino y en su seno nació La Juventud Universitaria Femenina, en 1919. Nunca contó con el apoyo de partidos políticos ni jerarquías eclesiásticas, se mantuvo siempre con las aportaciones de sus miembros y nunca tuvo local propio, celebrándose sus reuniones en los domiclios de sus dirigentes. Fueron miembros célebres de ANME , entre otros, Clara Campoamor, Victoria Kent y María de Maeztu.

Divorciada tempranamente , cuando sus dos hijos Antonio y Alvaro ingresaron en la Academia de Artilleros de Segovia, se mudó a dicha ciudad por unos años, regresando posteriormente a Madrid, aunque mantuvo la casa de Segovia hasta su muerte, la cual sigue hoy en día en la familia.

Enferma del pulmón, se retiró a Alicante sus últimos años, ciudad en la que murió y fue enterrada.

En 1978 se creó el Premio María Espinosa para galardonar aportaciones de mujeres, el cual se derogó en 1984.

María Espinosa tiene calle en Estepona, cuyo Ayuntamiento ha editado una biografía sobre ella recientemente.

Y, last but not least, esta extraordinaria y aguerrida mujer fue mi bisabuela.



martes, 4 de marzo de 2008

CAÍDA DE LA LUZ


Águilas bajo un cielo de mármol.

Bendecido por la lluvia, paseaba las calles de una ciudad.

Y recordaba: Los ojos de los niños no tienen piedad.
Ellos, con dulces manos, levantan las eternas horcas del juicio.

Así habla la niebla blanca que habita en la frente,
la que empuja desde el silencio sin voz,
asesino inocente, trazador de los pasos que no se recuerdan.

Al alba ví venir la voz hacia mí, y cómo dejaba sellado en el cielo un nombre de piedra.

Y dormí en silencio bajo las oscuras águilas en la llanura en sombra,
guardado por el tigre.
En el sueño, en el pozo azul del espacio, ví alzarse
el inmenso y atroz rostro del hombre, desfigurado en una mueca de odio, y de sus dientes sangraban manos y estrellas.

Por eso no hallé refugio en el bosque, ni en el mar, para escapar de su rostro.

Pero en la catedral, negra y maldita, pude descansar.
Y cánticos de voces como los días tejían en el aire nuestras figuras.

Águilas bajo un cielo de mármol.

Los dioses, desde antes de la primera noche,
reposan en firmes lechos de piedra en lo alto de nuestro cielo,
y ven nuestro paso silenciosos y displicentes.

Sus ojos matan, y arden en la luz blanca,
y nos incitan a darles muerte en lo oscuro,
allí donde el grito no llega a romper.

Y así, los días de mucho dolor,
cuando soy desgajado hasta el hueso,
puedo ver la fina y tupida telaraña
que ata la forma de mis miembros a mi destino.

Y esto he aprendido:
En el rostro desfigurado del hombre, la luz se desdice de la luz.
La inteligencia es escándalo para sí misma,
y se despedaza eternamente en una guerra sin victoria ni derrota.
Dios contra dios.

Sin duda, he de hacer otros cielos y otra tierra antes de poder verme los ojos.

Por eso, bendecido por la lluvia, yo, con rostro desfigurado de hombre, paseo las calles de una ciudad, buscando a tientas letras entre los días.

Y mi deseo llama en el desierto, mientras aprieto con fervor un calendario circular.




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jueves, 28 de febrero de 2008

MALDICIÓN


Malditos sean los cielos helados y mudos, cerrados a todos los gritos y a todas las lágrimas.

Malditos sean los Dioses y todos sus tronos, que nos arrancan los ojos y la voz y sólo nos dejan un lento dolor sin fin y sin respuesta.

Maldita sea la tierra y su vientre de piedra insaciable.

Malditos sean los días iguales que nunca acaban y que sólo nos muestran el vacío sobre el que hemos caído.

Malditos sean todos los nombres que tus manos me mostraron y que ruedan hoy cubiertos de sangre en manos extrañas.

Malditos, Malditos, Malditos.

Y que caigan como puños cerrados sobre todos vosotros nuestro llanto insomne e inacabable, nuestra angustia ilimitada y todas nuestras cicatrices, a los que que no contestais, no dais consuelo, no justificais y no amparais.



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lunes, 25 de febrero de 2008

EPITAFIO DE TODOS LOS NOMBRES


Este soy yo, el hombre.

He nacido, sobre todo he sufrido,

salvo algunos instantes de belleza

que logré arrebatar al tiempo.


Y muero como un perro,

tan desnudo de luz como llegué,

sin saber nunca qué juego han jugado otros o nadie

con mis días y mi cuerpo.





sábado, 9 de febrero de 2008

LOS DÍAS DEL FUEGO. (Veranos de Infancia en Cala D´Or)



Primero, en el calor, era el rumor del coche
al descender el camino de entrada, flanqueado de viejos cipreses.

Entonces, el sol me abría los ojos,
y corría al amanecer, rápido,
para ver sus destellos contra el mar de la mañana,
diálogos de fiesta y de luz.

Y al mediodía, en lo alto de un árbol, abrazado,
escuchaba incansable la voz del viento en los pinos,
los reflejos y centelleos del agua,
verde, azul, azul, verde.

Y en la noche, era la caricia profunda
de las olas contra las rocas,
y oscuras imágenes de piratas,
y un mundo quieto, henchido, suspendido.

Fue entonces cuando la luz me dibujó mi nombre
en mi frente de niño, en aquellos veranos.

Yo sabía entonces mi nombre,
aunque no lo sabía pronunciar.

Desde aquellos días, todo ha sido alejarse
para volver a ver la vieja puerta de madera,
y el rostro verdadero
de aquellos que allí, como yo,
eran huéspedes del hechizo del viento,
del mar, de la luz,
en la tierra donde el universo fue creado.

martes, 5 de febrero de 2008

PASOS DE BAILE CON MARTA



Mujer que cose con manos de luna y de sueño.

Que calla y admite el silencio,
de donde salen gestos de espada y de piedra.

Que se ruboriza cuando ve su nombre en el espejo,
tan lleno de luz y de espacio tenso.

Mujer que teme entrar en mi habitación,
y atraviesa de noche oscuros caminos,
para entregarme una carta en blanco o una plegaria a gritos.

Y yo estudio el laberinto,
y le ofrezco mis palabras de luna y de sueño,
y aprendo el silencio.

Y mientras, al fondo, nos contemplamos bailar
por los corredores de un palacio,
graciosos, veloces y perfectos.

Y en todas las salas son todos los pasos nuestros,
y en todas las salas hay selva y hay sol,
y largos besos que ríen con elegancia,
y encienden y apagan la luz, la luna y el sueño.


miércoles, 23 de enero de 2008

PROYECTO - 0 -


Se ha hecho un silencio blanco en todos los ojos.

Todas las paredes y todos los papeles estallan bajo el peso vacío de cien mil signos, que gritan todas nuestras traiciones, todos nuestros pactos.

Y entonces, justo antes de la náusea, el jefe indio, -so polite- , me invita a bailar un waltz en su tipi.

“Tatoo your I.D.” - me dice, mientras me recuerda cómo me dolía la primera vez, cuando la luz, como una navaja de piedra, grabó mi figura en mi frente de niño.

¿Siempre es así?, quiero decir, siempre beso tu nuca en lugar de tu vientre, tu sombra dura más que tu voz, mis gestos son en el aire lo que intentaban ser en la piel.

Es entonces cuando viene - roja, azul, amarilla -, la tentación del silencio, pecho cálido de mujer que promete más de lo necesario, y sostiene que él es la noche, y el punto final, mendaz como un pecho de mujer, y siempre ligero y distraído.

Y es así que me he prohibido andar, y busco al miedo en el miedo, asombrado de mi propia arrogancia, con toda la fe puesta en el gris, en la exactitud del frío.

Si pudiera recordar mi muerte.

Si pudiera recordar mi rostro.

Bésame, y escupe los dientes. Dame tus ropas y esconde tus sueños.

Escribe, escribe, escribe.

Y bebe en tu cáliz la sangre que no quisimos derramar, la frase que es más larga que los huesos, la invitación que seduce más que la mentira.

viernes, 18 de enero de 2008

OBRA DEL TIEMPO EN LA PIEL


Obra del tiempo en la piel, que se hace gesto lento y preciso.

Y ese amable descreer de la noche y el alba,
y ser por fin sólo tierra y mediodía.

Haber aprendido a habitar la casa propia, cada vez más pura y vacía.

Hacer un surco silencioso de cada movimiento,
una marca y temblor en la frente, sin que nada se mueva en el aire.

Dar sólo pasos del centro al centro.

Y tener en los ojos todo el espacio,
y llegar así a cada cosa con la suave perfección de la muerte,
que termina la obra y la sanciona.

Después , ligero en la tarde , pasear y dar nombre
al niño que aguarda bajo los caminos y cielos que siempre fueron nuestros.

Sólo silencio, sólo nombre. Sólo presencia, sólo piel.

lunes, 14 de enero de 2008

ENTIERRO DEL A-MOR


Cuando un amor se muere, hay dos muertes.

Dos muertes e infinitos muertos.

Entonces es mejor arrancarse la lengua y colgarla en la pared.

Llegar hasta el territorio de la estatua.

No llorar vanas lágrimas de sal sobre una piel que ya es todo olvido.

Mejor hacer un cesto y romperse los ojos y repartir los cristales

a los niños ciegos que gritan y gritan en la noche.

Mejor deslizarse como un asesino,

y por la espalda, en silencio y a traición,

matarse la imagen y darla al fuego.

Y entonces, desnudo como el frío,

aguardar inmóvil en el callejón de la serpiente,

hasta ver pasar al hombre que reparte nombres

grabados sobre muñones.

Esperar a que amanezca y apagar el último cigarrillo

sobre la mano abierta.

Sobre la mano entregada.

Sobre la mano abierta y entregada.

jueves, 10 de enero de 2008

DIEZ AÑOS


Sí, es nostalgia, nostalgia como una playa blanca y ardiente en el silencio, en donde tus pasos susurran y quedan.

Allí tuvimos diez años, perfectos diez años de ojos desbordados, de piel resonante.

En un sólo momento, ahora la puerta se cierra, la llave cae y se pierde, y nos unimos a la fila.

Pero el recuerdo insiste, terco, insomne, y sabemos que fuimos el espejo de la tierra,
todo venía a mirarse en nosotros y nos preguntaba su nombre.

Nosotros sonreíamos, o mirábamos, o nos marchábamos.

Y nunca, nunca , dejábamos huellas, reyes sin palabras, ansiosos y discretos,
con la vista puesta en la puerta, en la llave, en el fondo del jardín, traidores alegres y confiados.

La puerta se cerró, finalmente, y se quedaron los zapatos junto a la cama, solos,
esperando nuestro regreso.

Y la luna y la tarde densa, y los fantasmas y todos los nombres quedaron atrás, tras la puerta,
en el jardín cerrado.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

IN MEMORIAM

Cruzaron a la carrera todas las habitaciones,
con las manos fuertemente entrelazadas,
y sentían las hojas romperse bajo sus pies,
y sus respiraciones ansiosas,
y la luz del nuevo día que amenazaba con romper sobre ellos.

Finalmente, sin dejar de correr, se miraron un instante
y se leyeron sin temor, justo antes de saltar hacia fuera...

Nunca olvidaré sus nombres ni su veloz carrera.